¿Hipoteca a tipo fijo o variable?

Según un artículo del Economista, los bancos conceden la mayoría de sus hipotecas a tipo fijo, una elección que ha ido creciendo exponencialmente desde 2015. Han dejado de verse los anuncios de tipo variable en los escaparates de las entidades y los clientes parecen inclinarse más por la opción fija desde el momento que pisan su banco. La inestabilidad económica y los últimos acontecimientos mundiales son los grandes causantes en este asunto, pero… ¿por qué? ¿En qué se distinguen las hipotecas a plazo fijo o variable? ¿Cuál es mejor en cada momento? Aquí tenéis la respuesta:

Diferencias entre plazo fijo y plazo variable

El nombre de ambas opciones ya nos da una pista. La hipoteca a plazo fijo es en la que se establece desde el principio una cuota a pagar, independientemente del estado de la economía o de los ingresos del hipotecado. En cambio, la hipoteca variable es la que va modificando el interés (y por tanto, la cuota), a lo largo del tiempo. Estos cambios están motivados por el diferencial que cobre el banco o el nivel de alcance del euríbor. Es algo paralelo, si el euríbor está bajo, el hipotecado pagará menos intereses, y viceversa.

Ejemplo práctico

Si queremos solicitar una hipoteca, nos encontramos sobre la mesa dos opciones. Podemos elegir un tipo fijo, donde las cuotas son algo más caras, se paga siempre la misma cuota, la comisión de apertura es más también más cara y cuyo tiempo de amortización es algo más corto.

Por otro lado, tenemos una cuota menor (al menos los primeros años) con el tipo variable, que irá siempre ligado a movimientos de macroeconomía y que nos dejará más años para poder pagarlo todo. La comisión de apertura es menor, pero durante los 12 primeros meses de la hipoteca, donde uno está económicamente más tocado después de pagar la entrada, la cuota es algo más elevada de lo normal.

Destacamos a continuación el ejemplo del Economista:

Como muestra, un botón: en el año 2012, solo se vendían el 2% de los créditos inmobiliarios a tipo fijo. Tres años después, en 2015, el porcentaje de estas hipotecas frente a las variables y mixtas se elevó hasta el 8,5%. Fue a partir de 2016, año en el que el euribor entró en terreno negativo, cuando se notó el mayor incremento: el 29,8% de los préstamos para la adquisición de vivienda que se dieron ese ejercicio ya fueron a tipo fijo. Desde entonces este porcentaje no ha parado de crecer significativamente.

En conclusión, ¿qué hipoteca elijo?

Esto dependerá de vuestra estabilidad económica a corto y largo plazo, vuestro sueldo, vuestros planes de vida… ¡hay tantos factores! Nuestra recomendación es la siguiente:

Hipoteca a tipo fijo si valoras la estabilidad por encima de todo y tu economía te permite devolver el dinero en 20 años o más.

Hipoteca a tipo variable si tienes una buena base económica, prefieres pagar cuotas más bajas y tienes capacidad para amortizar la deuda cuanto antes para evitar subidas de intereses desorbitadas.